INTRODUCCIÓN
Ay. Bueno. Uff. No sé. Caray. Carajo. Mierda. Tomo un respiro muuuuuy profundo, me recuesto pensativo y voy girando sobre mí mismo, tonteando, meditando, retrasando lo más que se pueda el momento. Qué momento. Revisar a Yordano. Quizá les suene exagerado a algunos, pero considero que esto es lo más difícil que me tocará escribir en la página; este es el momento que quería que nunca llegase, que postergué durante tanto tiempo. Pero tenía que llegar. Maldición.